Este apostador deportivo, conocido por haber ganado la mayor apuesta en la historia del béisbol, es un profesional que no cree en la suerte sino en las estadísticas. En el 2015 realizó 26 apuestas individuales, que se pagaban a 100.000 dólares cada una, a los Royals de Kansas City durante la serie mundial de la liga norteamericana de béisbol. La victoria de su equipo y el análisis que hizo lo llevaron a ganar 2,5 millones de dólares.
Un año después, en el 2016, el triunfo de los Halcones de Atlanta durante el campeonato de la NFC le hizo ganar la cantidad de 2 millones de dólares. La “buena racha” lo llevó a arriesgarse en el Super Bowl nuevamente con los Halcones, pero no tuvo éxito y perdió una inversión de 45.000 dólares. Apostar en eventos deportivos televisados lo han posicionado como un exitoso jugador a nivel mundial